Érase una vez un equipo pobre y joven que fue al Gran Imperio de dragones y gigantes y los humilló.
Bate esas palmas, Carlos, que esta paliza en la catedral de Boston de 13-4 no se hace todos los días.
Pero si es tan fácil anotar, no sé cómo Boston se complica tanto para llegar al plato. Mira, es cosa de correr, dar la vuelta y pisar el home. Así de simple. En tres juegos anotamos 31 carreras, a razón de 10,3 carreras por partido.
El artista Wakefield duró en el montículo menos que un caramelo en la puerta de un colegio.
Ummm, estos muchachos me van a sacar los pelos. ¡¡¡Hay que tener un poquito de verguenza y dignidad, caballeros, que somos los Campeones Mundiales!!!
Yo no quiero ver esta paliza. Esto es mucho abuso, qué va. Me voy para mi casa.
Y esa cara hombre, ¿qué te hicieron? Tranquilo, que solo es un partido, una serie y un campeonato perdido... Je,je, casi nada.
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