martes, 6 de mayo de 2008

De cuando fui scout de Grandes Ligas

DE AYER Y DE HOY
Por Jayalía Carlos

¿Quién de nosotros no recuerda momentos inolvidables a lo largo de su vida?
La primera noviecita, la vez que te ganaste un premio en la escuela, aquel día en que brillaste en un juego de pelota, como aquel modesto aporte mío a la gran victoria en el Parque Martí.
Y tampoco puedes olvidar los momentos más amargos, como cuando has estado cerca del peligro, cuando a veces te has enfrentado lleno de terror ante lo desconocido, sí, todos tenemos nuestras aventuras que relatar.

Veamos esta que me ocurrió a mí una vez, pero primero vamos a dibujar lo mejor posible, el escenario beisbolero de aquel momento en La Villa. Tomas ( Pipo ) de la Noval era dueño de una finquita en las afueras de Guanabacoa a la salida de la carretera hacia Cojímar. Pipo había jugado en Ligas Menores de USA, más tarde sería el Coacher Asistente del Manager del Club de Profesionales, el legendario Almendares.

Si mal no recuerdo, el Manager en ese momento era el que fue un gran lanzador: Tomás de la Cruz. Allí en su finca, Pipo construye un terreno de pelota bastante bueno. Con Back Stop pero sin graderías. Le llamaban el terreno de Castañedo. En toda la Habana Metropolitana había un montón de teams que eran financiados y equipados por las grandes Industrias y Comercios.

En esos teams había de todo: viejos Profesionales, Semi-pros, amateurs, de todo como en botica. La competencia era a ver cual tenía el mejor Team. Estaba la fábrica de galletas y confituras " La Única" y su gran rival: la otra gran fábrica de lo mismo : "La Ambrosia", Las "Tohallas Telva", la cerveza "Polar", la "Tropical". Uno de los mas poderosos trabucos era el de la fábrica de muebles Orbay y Cerrato. El Team de la Villa era auspiciado por la óptica Baya que era un negocio local.

Los domingos en la tarde siempre había juego contra un team de la capital, dos de los equipos con los cuales teníamos los fanáticos y el team de La Viilla la mayor rivalidad era contra el Orbay y Cerrato y "La Ambrosia". Allí iban centenares de fanáticos. Se llenaba el terreno. La familia de Pipo lo veía desde un balcón que daba al terreno. Un día el pitcher de la Ambrosia tenía amarraos a los muchachos del patio. El zurdo de los caramelos y confituras era un semi-pro con tremenda velocidad. El juego abajo en el final del noveno, por uno de esos fenómenos del béisbol, los boys del patio llenan las bases con dos outs.

Ya no hay emergentes en el banco y le toca al pitcher. Como allí se valía de todo, el manager local le dice al dirigente contrario: -"Time", fulano!-Y qué?..Como quieras. Ya no te queda ningun "peluo" que le de ni "fao" a mi "bucanero" jejejeeje!-Estás seguro? El que ríe último ríe mejor. Juass! Tengo un "gallo tapao"-!Mierda!...tráelo y verás que va a salir como el de Morón..!JE!JE!JE! Pipo a decir verdad era un poco postalita. Ya había visto su mejores días. Un viejo comparado con esos "pinos nuevos" que surgían. Nunca jugaba, sólo algunas prácticas de bateo en su terreno, pero tenía un físico corpulento y se mantenía en forma más o menos. Por allá por el left field viene vestido con el uniforme del team donde había jugado en Ligas Menores aquí en USA. Traía su bate preferido: un bello roble rojo de Grandes Ligas. Venía hinchado como un pavorreal. Era alardoso de verdad. Detrás de la casa por el Left Field, pasaba la calle que iba al paradero de la Ruta 5 de ómnibus. Del otro lado había una enorme Valla de Gallos. A esa misma hora los domingos la Valla repleta de guajiros que iban a apostar a sus gallos. Para ellos la pelota y mierda era lo mismo. Su mundo eran las espuelas y los billetes que apostaban en el ruedo de virutas de madera donde sus alados gladiadores se batían a muerte. Para terminar esta parte de la historieta con pocas palabras, el zurdo de la Ambrosia se enfrenta a Pipo como si para el fuera otro verraco mas de la Villa. El tipo se ríe al ver al viejo payaso con su traje de pelotero ya con olor a naftalina y cucaracha muerta de closet. Le tira un par de curvas. A la tercera Pipo le engancha una recta y le mete la bola en el mismo techo de la Valla.

El reguero de guajiros y gallos al oír el impacto del proyectil en el techo de madera, es del carajo pa alante. Los de la Ambriosia suben a la guagua que los llevará de regreso a Labana calladitos y con el rabo entre las piernas. Ya podrán imaginar el griterío y escándalo de los fanáticos del patio. Pero esta no es una historieta de báisbol en sí. Es un drama que me tocó vivir cuando una vez fui pal campo de Cuba como viajante de comercio y "scout" de Grandes Ligas! Ya verán! Ya verán!!JE!JE!JE! ( CONTINUARÁ )

No hay comentarios: