martes, 1 de abril de 2008

El secreto de los inquebrantables



EN PRIMERA FILA (Nueva sección que estrenamos hoy con los comentarios del hijo del Inmortal)

POR GILBERTO DIHIGO

Imponerse a las adversidades del destino es requisito importante para que un ser humano se eleve por encima de su propia estatura y adquiera ese espíritu "Hemingwayano" de que el hombre podrá ser derrotado, pero jamás vencido.

Extraordinarias figuras deportivas alcanzaron en gran parte su grandeza por no cejar cuando se le cerraron las puertas de la esperanza y se hallaron frente al dolor de su propia fragilidad humana que los colocó en el duro dilema existencial de luchar o no luchar.
La estadunidense Wilma Rudolph, quien al nacer solo peso dos kilos, se convirtió al pasar los años en la "gacela negra" de los Juegos Olímpicos de Roma-60. Antes de llegar a ese instante tuvo que vivir parte de su infancia con unos aparatos ortopédicos por tener poliomielitis.
Otra norteamericana, Elizabeth Robinson, la primera mujer medallista del atletismo olímpico, ofrece una historia de tesón impresionante, porque después de sufrir un accidente de aviación que le ocasionó fracturas en las piernas y los brazos, mas traumatismo craneal, el cual le imposibilitó caminar dos años de manera normal, integró en 1936 la posta ganadora del 4x100 metros planos olímpicos.
Los ejemplos del joven mexicano Alvaro Luna y el estadunidense Jim Abbot demuestran que el coraje y la voluntad no tienen sexo cuando se siguen sus postulados.

Luna asombró a propios y extraños al jugar baloncesto con un solo brazo, como integrante de la selección de las "Liebres" de Ciudad Juárez, dentro de la Liga Nacional de Baloncesto estudiantil mexicana.
Nacido con esa condición física, se desempeñó con habilidad en la posición de pivot contra jugadores sin impedimentos.

Por su parte Abbot como lanzador aficionado fue un verdadero terror para el equipo de Cuba, considerado el mejor seleccionado aficionado de aquellos tiempos, y eso pese a no tener la mano derecha.
En 1989 al pasar a las Grandes Ligas, en su primer año con los Angelinos, terminó con un record de 12 ganados e igual número de partidos. Su principal hazaña la consiguió el 4 de septiembre de 1993 cuando vistió la camisa de los Yanquis de Nueva York y le recetó un juego sin hit, ni carreras a Indios de Cleveland.
Todos esos seres humanos no tienen una contraseña que los identifica entre el resto de los mortales, su similitud nace de lo que el filósofo alemán Friedrich Nietzsche significó como "fuerza universal impulsora" y no es mas que la voluntad, ese combustible que existe en el hombre y el cual lo hizo transitar en la tabla evolutiva con éxito, pese a ser el mas indefenso de todos los animales.
La sentencia definitiva a mi juicio, sobre este tema la propuso el pensador español José Ortega y Gasset, quien iluminó a toda una generacion con sus juicios.
"Es, pues, falso decir que en la vida deciden las circunstancias. Al contrario, la circunstancias son el dilema, siempre nuevo, ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter".
Ese es el secreto para ser un inquebrantable: voluntad y carácter.

5 comentarios:

Los Miquis de Miami dijo...

saludos a dihigo.

Anónimo dijo...

RENEL

excelente comentario, coincido que un caracter inquebrantable cambia cualquier cosa.

terreno de pelota dijo...

En el deporte de alta competencia la actitud mental hace la diferencia. Por ello es tan importante fortalecer la voluntad y disciplina, e incluso, sobreponerse a limitaciones físicas, como los ejemplos que plantea Gilberto. Un gran aporte su reflexion, saludos, Uziel

Aguaya dijo...

...por eso respeto tanto a los que, con poco, consiguen mucho.
Saludos desde Berlín!!

Anónimo dijo...

Este excelente artículo me recordó enseguida a Greg Louganis. Para mí, el más duro de todos los inquebrantables que han pasado por el olimpo.

Saludos

César Reynel Aguilera