Por Gilberto Dihigo
El derrumbe del socialismo en Europa del Este obligó al sistema cubano a despertar del utópico sueño subvencionado con que Moscú los arrulló en todos esos años y salir del castillo de cristal para enfrentar los retos del capitalismo triunfante.
Las quijotescas ideas del deporte cubano, en rechazar al profesionalismo y la comercialización, para crear al "hombre nuevo", soñado por el Che Guevara, chocaron contra el cruento período especial que destiñó de una vez el pálido cosmético ideológico de rostros que ya no profesaban esa fe y tenían otras ambiciones.
Un proceso sustentado en la ideología por encima de todas las cosas, en que el ejemplo de una vida austera, sin pretensiones, ni derroches, es vital, siempre tuvo fisuras en un principio fundamental: decir una cosa y hacer otra.
Los dirigentes cubanos arengan a los deportistas al sacrificio, mientras ellos viven una vida de comodidades y placeres.
Las quijotescas ideas del deporte cubano, en rechazar al profesionalismo y la comercialización, para crear al "hombre nuevo", soñado por el Che Guevara, chocaron contra el cruento período especial que destiñó de una vez el pálido cosmético ideológico de rostros que ya no profesaban esa fe y tenían otras ambiciones.
Un proceso sustentado en la ideología por encima de todas las cosas, en que el ejemplo de una vida austera, sin pretensiones, ni derroches, es vital, siempre tuvo fisuras en un principio fundamental: decir una cosa y hacer otra.
Los dirigentes cubanos arengan a los deportistas al sacrificio, mientras ellos viven una vida de comodidades y placeres.
Dijeron no a la comercialización, pero comercializaron a deportistas importantes con patrocinadores, criticaron a los peloteros que se exiliaron, pero retiraron a otros para contratarlos y recibir grandes ganancias de sus contratos, aseguran que los clubes profesionales cortan la libertad individual de los atletas, pero al decidir en cada momento las acciones de los deportistas tienen un comportamiento peor, porque al menos los clubes pagan monetariamente esa aparente falta de libertad.
El régimen, como suerte de padre dominante, juzga y toma decisiones donde aquellos, contrarios a su criterio, no oponen resistencia enmascarados en la doble moral con la que esconden sus ideas.
No es posible que las decisiones sean aprobadas por unanimidad, sin una abstención siquiera, no digo ya una negativa. No es posible semejante hecho divino, que no logró ni el propio Jesucristo con sus apóstoles, porque no todos los seres humanos piensan igual y sería beneficioso que el régimen tome en cuenta las opiniones reales de sus deportistas y entrenadores.
Eso es un sueño que nunca se realizará porque al régimen solo le interesan sus propios intereses.
El escritor alemán Gunter Grass dijo: "Si no existe un espacio en el que se puede desarrollar una controversia de opiniones, donde haya diarios en condiciones de expresar opiniones diferentes no se puede desarrollar nuevas ideas. El comunismo de la URSS y los países del este de Europa no fracasó porque el capitalismo fuese más fuerte, sino que se autodestruyó por la inmovilidad y su capacidad de autorrefomarse. Y una de las cosas que contribuían a esa inmovilidad de hacer reformas internas dinámicas, fue el hecho de que no existiera una verdadera libertad de opiniones". Hasta aquí llega la cita de Grass.
No creo que en Cuba los deportistas tengan espacio para debatir sus opiniones reales. Nos preguntamos entonces: ¿si es cierto que la ideología del régimen es tan fuerte como dice y los deportistas aman a la revolución, que tiene de malo permitirles a sus peloteros, si así lo desean, que jueguen en las Grandes Ligas?
¿Por qué el régimen no entrega el dinero que ganan los deportistas en las competencias y solo les da una miserable fracción. Es más, si quieren cobrar un porcentaje por ropa, entrenamiento y otros gastos que lo hagan pero que le ofrezcan una cantidad adecuada a los atletas y no los porcentajes leoninos que hacen bajo la excusa de que el dinero es para "ayudar al desarrollo del país"
Los deportistas cubanos deben expresar sus opiniones y que sus ideas fluyan, sobre todo porque ellos representan una fuerza importante en el país al tener la capacidad de salir fuera de la isla y observar el comportamiento de las sociedades democráticas.
Sobre este particular, otro alemán, el sociólogo Erich Fromm aseguró: "El derecho a expresar nuestros pensamientos, sin embargo tiene algún significado tan solo si somos capaces de tener pensamientos propios, La libertad de la autoridad exterior constituirá una victoria duradera solamente si las condiciones sicológicas intimas son tales que nos permitan establecer una verdadera individualidad propia"
En el momento en que los deportistas cubanos tengan facultad para decidir sus destinos, sea cual sea su decisión, sin presiones de ningún tipo, entonces, solo entonces serán libres de verdad., hasta ese momento vivirán dentro de un espejismo, la ficción del deporte cubano.
1 comentario:
Gilberto, pusiste el dedo en la llega con tu comentario. Y es un debate que debemos hacer, no esquivarlo como hasta ahora. El uso político del deporte cubano y todo el daño que ello ha significado no es menor, y no puede ser obviado. Diste el primer paso y creo que es lo importante, un abrazo, Uziel.
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