sábado, 22 de noviembre de 2008

Editorial: Basta ya. No somos esclavos

La Federación Cubana de Béisbol excluyó a los jugadores Yadel Martí y Yasser Gómez del equipo de Industriales por "grave indisciplina". Se les acusó de intentar salir del país.

La ilegal decisión tronchó la exitosa carrera de dos peloteros muy queridos y respetados entre los fanáticos cubanos.

Martí tuvo una soberbia actuación por el equipo Cuba en el I Clásico Mundial, y fue el responsable directo del paso a la final al derrotar a los poderosos bates de Repúbica Dominicana. Fue un Héroe Nacional del deporte, al igual que su compatriota de igual apellido lo fue de la Patria.

Yadel demostró que la astucia, los recursos, el talento y la preparación mental y física de los peloteros cubanos, pese a las falencias económicas y arbitrariedades políticas, pueden obtener resultados en lo más alto del béisbol mundial.

El régimen de La Habana declaró "grave indisciplina" lo que la Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de la que Cuba es firmante, define en su artículo 13, como: "Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país".

Yadel y Yasser no hicieron más que ejercer un derecho humano elemental, que arbitraria e ilegalmente niega la dinastía de los Castro a 11 millones de cubanos.

La ONU, en el artículo 14, sanciona que "Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre", y en el 23 afirma que "Toda persona tiene derecho a la libre elección de su trabajo".

Por tanto, la actuación de la Federación Cubana de Béisbol, presidida por el señor Higinio Vélez, vulneró flagrantemente los elementales derechos de Gómez y Martí, y los dejó en condición de esclavos y de rehenes del Estado, al impedirles la "libre elección de su trabajo".

Martí y Gómez tienen el derecho de jugar béisbol en el país que deseen, y ningún Estado o institución puede interferir en esa voluntad personal e intransferible.

Señor Higinio Vélez, suspenda de inmediato la ilegal expulsión de los jugadores, y restitúyales su honor y lugar en el equipo Industriales.
Señores Castro, basta ya. No somos sus esclavos.

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