El polémico dominicano llegó el viernes a la meca del oeste haciendo lo que sabe hacer muy bien: dando palos de todos los colores.
El viernes, en su primer partido con los Dodgers, lo vi meter un jonrón al primer lanzamiento por el jardín central. Qué estilo, qué swing, qué elegancia. El griterío de los fanáticos era increíble. Según reportes, ya 3 mil personas han comprado la temporada porque estaban seguros de que su equipo llegaría a la postemporada con Manny, el grande.
En tres juegos registra de 13-8, con dos jonrones y 5 impulsadas.
Ojalá que no pierda la brújula, la motivación y se ocupe de su trabajo, que es tener un bate en la mano, porque lo que hace con su lengua, realmente, a nadie le importa.
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