En Japón es una leyenda, en el I Clásico Mundial fue el mejor serpentinero, y ahora en las Grandes Ligas sumó su segunda temporada con 15 victorias o más.
Acaba de ganar su partido 18, dos reveses, para un excelente 2.80 de carreras limpias.
Le batean para un pobre 210 y, si bien su descontrol de 92 bases en 161.2 entradas es alto, ha sabido salir indemne de los líos en que se mete.
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