Lázaro Madera, bajito y maciso, le tiraba a todo lo que pasaba lejos o cerca. Lo mismo daba un jonrón con una bola por el piso que por la cabeza, incluidas las que eran para boleto intencional.
Camilo LD lo bautiza muy bien: "Con ese swing indisciplinado (casi contrarrevolucionario) que no seguía normas ni consejos".
A Padilla, en una época, le dio por meter jonrones y fue cuarto bate, al igual que Javier.
Vargas y Padilla debieron haber nacido unos años antes o unos años después.
Fernando Fernández sólo bateaba por tercera y el jardín izquierdo. Casanova jugaba borracho.
Mario Véliz tenía una batería de curvas que emborrachaban, y Euclídes nervios de acero. Fue el Mariano Rivera de Cuba.
Lázaro de la Torre lo mismo abría que cerraba un juego. Podía lanzar todos los días y no le pasaba nada al brazo. Abréu asustaba, a Tisset (y a varios más) Higinio le reventó el brazo.
Matanzas ganaba sólo cuando lanzaba Valdés, lo mismo que Las Tunas con Ñúñez, Osvaldo Fernández con Holguín y Carlos Yanes con la Isla de la Juventud.
Víctor era genial en el central pero no tenía brazo, lo mismo que Giraldo en el campo corto. Juan Carlos Linares y Lázaro Castro se quedaron en eternas promesas.
Industriales tenía un sistemático "robo de cerebros" con los Metros. Los pinareños se ponían amarillos con lo azules, pero le ganaban a los orientales, que a su vez generalmente le ganaban a los industriales (con el perdón de los capitalinos).
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