En esos tiempos en que los abridores tenían que sacar el último out, fuera el 27 o el 60, para demostrar sus kilates, hubo tres que tiraron 20 entradas (60 out). (¡Qué barbaridad! Con razón se lesionaban tanto).
En un histórico partido del 21 de marzo del 84, el curveador Mario Véliz, lanzando por Las Villas, y el tunero Féliz Núñez, por Oriente, tiraron 20 entradas. (No sé el resultado, si alguien nos cuenta, genial).
Agotador récord que comparten con el henequero Roberto Domínguez, quien lo hizo en noviembre del 86 como relevista ante Industriales. Aquino Abréu tiró 19.1 ante Orientales el día de los inocentes del 65.
Al granmense Alfredo Fonseca le dieron hasta por debajo de la lengua en un partido ante la Habana en marzo del 96: le pegaron 21 hit.
Al pinareño Abelardo Gutiérrez y al espirituano Fernando Matamoros les hicieron 15 carreras antes de irse a las duchas. A esos técnicos hay que acusarlos de cometer un delito de lesa humanidad.
Siete lanzadores permitieron tres triples en un juego, y al tunero José Miguel Báez le dieron siete dobles.
¿Quiénes ostentan el poco digno récord de recibir 7 estacazos en un juego?
Los isleños Carlos Llanes y Ariel Prieto, en el 91 y 92, y el espirituano Juan Ramírez en el 89.
Prieto se repite el plato como el más descontrolado (me consta): a Industriales le dio 14 boletos. Norge Vera, Linoel Vera y Eliecer M. de Oca golpearon a cinco bateadores (un poquito mucho, decimos por estos lares).
Esta marca me encanta: Más ponchados en un juego.
Ganan mis paisanos pinareños Faustino Corrales (un descontrolado pitcher con una curva del tamaño del mundo, que después se enderezó y triunfó) y el gran Rogelio.
El ciclón de Ovas le propinó a Mineros 24 K en 16 entradas, en enero del 77. ¡Cuánto me hubiera gustado haber visto eso, pero tenía 5 añitos!
Faustino pasó por la gillotina a 22 holguineros, de 27, en el 2000.
Changa, viva Changa, abanicó a 20 camagueyanos en el 69. Y Rigoberto Betancourt liquidó a 18 granjeros.
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